domingo, 27 de noviembre de 2011

The hunger games.

But his arms are there to comfort me, and eventually his lips. On the night I feel that thing again, the hunger that overtook me on the beach, I know this would have happened anyway. That what I need to survive is not Gale’s fire, kindled with rage and hatred. I have plenty of fire myself. What I need is the dandelion in the spring. The bright yellow that means rebirth instead of destruction. The promise that life can go on, no matter how bad our losses. That it can be good again. And only Peeta can give me that. So after, when he whispers, “You love me. Real or not real?” I tell him “Real”.



   "Katniss, I remember about the bread".


viernes, 16 de septiembre de 2011

¿Por qué nos gustan tanto a los jóvenes las series sobre jóvenes reales?

Y si hay que puntualizar algo, es las series de habla inglesa. No vale ‘Física o química’. En España la mayoría de la población adolescente no es choni ni pokera, thanks-God. Si caminas por Madrid, lo que más abunda es gente de muchísimas culturas diferentes, y si sales de fiesta por sitios de música indie, gente ‘moderna’, estilo brtish, amante de la música no comercial, de una electrónica más especial, de una ropa más retro, donde no es necesario llevar tacones para ir guapa.

Ese es el día a día en Londres. En sus suburbios, en el centro. Después de ver series como Skins o Misfits, y más aún, después de haber pisado tierras inglesas, me he dado cuenta de que los británicos no son los típicos borrachos con la cara rosada.

Y entonces ha aparecido en mi vida, mi ajetreada y estresante vida, una nueva serie. Se llama SLiDE y es australiana. No vas a encontrar en seriesyonkis, ni siquiera la han subtitulado aún. Me baje el primer capítulo de casualidad y los demás los he tenido que ver en youtube.

Y no es británica, pero lo parece. Quizá porque es 100% Skins.



Sí, ya lo sé, el trailer es una mezcla de la promo Skins UK season 5 y la promo de Skins USA. Pero me da igual, les ha quedado mucho más chula.

Remontándonos al pasado, el tema de las series comenzó hace muuuucho tiempo. Concretamente con la primera generación “Wild world”.



ESTO FUE MUY GRANDE.

Otra de las razones que hacen triunfar a estas series es la elección de una serie de personajes absolutamente característicos. Esto nos lleva a la 2º generación de Skins, donde encontramos a dos fantásticos: Effy Stonem y James Cook.

 


Hay dos episodios de la cuarta temporada, además de la season finale, que me conmueven especialmente: Cook y Freddie. Me parece de lo mejor que se ha hecho en televisión. Si hubiese una exposición de capítulos de series de televisión, deberían estar expuestos en el MoMa.

Si nos vamos a la actual y tercera generación, que no me termina de gustar del todo, el personaje que más me fascina es Minnie McGuinness. Las escenas finales de su capítulo son preciosas, sobretodo porque el personaje lo es.



Y eso es todo porque soy muy perra. Otro día the second part.

martes, 13 de septiembre de 2011

We suck young blood.



Are you hungry?
Are you sick?
Are you begging for a break?
Are you sweet?
Are you fresh?
Are you strung up by the wrists?
We want the young blood
Are you fracturing?
Are you torn at the seams?
Would you do anything?
Fleabitten motheaten?
We suck young blood
We suck young blood
Won't let the creeping ivy
Won't let the nervous bury me
Our veins are thin
Our rivers poisoned
We want the sweet meat
We want the young blood



domingo, 14 de agosto de 2011

La incertidumbre es lo peor.

-¿Quién eres tú?- dijo la Oruga. No era una forma demasiado alentadora de empezar una conversación.

-Apenas sé, señora, lo que soy en este momento... Sí sé quién era al levantarme esta mañana, pero creo que he cambiado varias veces desde entonces.

-¿Qué quieres decir con eso? -preguntó la Oruga con severidad-, ¡A ver si te aclaras contigo misma!

-Temo que no puedo aclarar nada conmigo misma, señora -dijo Alicia-, porque yo no soy yo misma, ya lo ve.


lunes, 1 de agosto de 2011

lunes, 6 de junio de 2011

El eterno retorno de lo mismo.

El fantasma de la Universidad Carlos III, más concretamente su campus de Getafe, vuelve a cernirse sobre mí con su sombra elitista y selectiva, arrasando mis ilusiones.

Ese es el resumen de mis penas. No sé si es acertado llamarlo así, pero ha afectado a mí espíritu (poniéndome en plan romántica), para bien o para mal. Me gustaría saber que me diría Holden Caudfield si tuviese la oportunidad de soltarme una de sus frases. Creo que, de alguna manera, buscaría el lado positivo.

Aún no he decidido cómo me lo voy a tomar. Quiero decir, aún falta la reclamación, y con seguridad, un nuevo no. Otro fantasma, uno igual de terrible y retorcido, el de Bachillerato y selectividad, nunca deja de perseguirme. Arrastro su recuerdo en muchísimos de mis caminos académicos. No lo supe entonces, pero tampoco voy a coger y voy a decir que no di cuanto pude, porque no es cierto. Estudié hasta que me sangraron los ojos, pero quizá faltó un poco. Joder, han pasado dos años, casi ni me acuerdo.

He estado luchando por la Carlos III desde hace unos cinco años, más o menos desde que decidí que quería estudiar Periodismo y Comunicación Audiovisual. Su altísima nota exigida, comparable a medicina (pero sin tener en cuenta las asignaturas examinadas en selectividad), me hizo desechar la idea, desde el principio, de poder acceder directamente. Pero había otras vías. Llevo intentándolo desde entonces; este era el año en que iba a conseguirlo.

Hay gente que hace selectividad y, tenga la nota que tenga, no vuelve a pensar en ella nunca. Hay gente que tiene muy en cuenta la nota de selectividad del que tiene al lado. Hay gente que se conforma con su cinco, que se mete en la carrera a la que puede acceder con su mediocre nota y cierra los ojos para no mirar al futuro. O simplemente, se la suda el futuro, aunque ya esté aquí.

Como este era el año en que iba a conseguir acceder a la Charly, comencé a plantearme muchas cosas. Matadme si algún día leéis esto, cualquier estudiante carlista o posibles futuros compañeros de aula, pero una de las cosas que me preocupaban era el tipo de personalidad de sus estudiantes. Prefería no pensar en verme en la situación de VOLVER a buscar nuevas amistades, y siempre pensé que alguien me sonreiría aunque fuese por lástima. No es que me viese como la apestada de la clase, pero puedo decir que he conocido a mucha gente, he recorrido distintas clases, y cuando se hace piña, es difícil entrar en ella. Muy, muy difícil.

Otra de las cosas que me tiraban hacia atrás, por no decir la principal, era la convalidación de asignaturas. Una carrera de cinco años se iba a convertir en una de siete, porque la mitad de mis asignaturas no me las iban a convalidar. Dependiendo de lo que me informasen acerca de esto, iba a tomar mi decisión. Y la más probable iba a ser que no valía la pena.

Frente a esto, había muchas cosas que me atraían inevitablemente a esta universidad. Empezando porque mis padres compraron el piso a diez minutos de la facultad con la intención de facilitarme el camino, siguiendo con un hecho puntual sobre cierta persona ligada a este campus (aunque obviamente esto no influiría jamás en mis decisiones, aún menos hoy en día) y terminando con lo más importante: su prestigio.

Con suerte, me he ahorrado frustraciones futuras y horas de agobios y reflexiones. No tengo porque darle vueltas a la cabeza; otros han decidido por mí. Pero siendo absolutamente sincera, aunque ni yo sabría decir que hubiese decidido, me hubiera gustado ser yo la que te dijese que no.