lunes, 21 de febrero de 2011

“Hay que crear necesidad de ver teatro, hacer una buena política cultural, y no creo que el camino sea hacerlo más barato”

La actriz estuvo en Getafe el pasado domingo para acompañarnos en un ‘Paseo Romántico’, un recorrido por los textos de los grandes autores clásicos y un repaso a la tumultuosa España del siglo XIX. Blanca Portillo, extraordinaria en cada papel de su vida, ha sabido labrarse una reconocida carrera tanto sobre las tablas como detrás del telón. Crea admiración al convertir cualquier personaje, por pequeño que parezca, en una experiencia que atrapa al espectador, como en sus emblemáticos papeles en `Volver’, ‘Alatriste’o su éxito televisivo ‘7 vidas’.
 

¿Ya había estado en Getafe antes?
No, es la primera vez que actúo en este teatro, lo que me sorprende porque gran parte de mi familia vive aquí. Me muevo bastante por Getafe, pero nunca había venido a trabajar al teatro Federico García Lorca.

La crisis provoca que para muchas personas sea difícil poder acceder a grandes obras de teatro. ¿Considera que representarlas en teatros municipales a precios más asequibles es una política acertada y que se facilita la suficiente información para que conozcan este tipo de ofertas?
No, no creo que sea la vía correcta, sinceramente. No se trata de abaratar la cultura, se trata de generar necesidad. Hay mucha gente que en un fin de semana se gasta veinte veces más de lo que cuesta esta entrada de teatro. El teatro tiene un valor. Son políticas con las que yo no estoy de acuerdo, nada más. Entiendo que se puedan hacer ciertas campañas: escolares, para jóvenes… Pero en general, el teatro no puede costar seis euros. Lo que tienes que crear es la necesidad de ver teatro, hacer una buena política cultural, y no creo que el camino sea hacerlo más barato.

Según apuntan algunos informes, el cine español cuenta con su peor cuota de mercado. El pasado 2010 recibió más subvenciones, en concreto casi 80 millones solo del Estado, mientras que la recaudación ha sido de 69 millones. ¿Piensa que esto puede traducirse en que el cine español está en crisis?
Eso se ha dicho siempre y se va a seguir diciendo, como del teatro, como de la televisión. Antes hablábamos de cultura; el cine es cultura, no es solo un entretenimiento. Yo estoy completamente a favor de que el Estado subvencione el cine. No se trata solo de conseguir una industria como tiene EEUU, porque no es comparable, sobretodo porque la inversión privada es infinitamente menor. Pero sí tenemos que hacer un producto cultural, como es el cine. No creo que hagamos un mal cine: hacemos cine bueno y cine no tan bueno. Tenemos muchos prejuicios los españoles para ver nuestras propias películas. Somos muy malos e injustos con nosotros mismos, y creo que hacemos cine de nivel muy alto muchas veces, y la gente da por hecho que no va a ser bueno, lo que es un error. En cualquier caso, el cine lo ve cada vez más gente en su casa.

Precisamente en estos días está rodando bajo la dirección de Alex de la Iglesia en `La Chispa de la Vida’. ¿Puede adelantarnos algo?
Empiezo a rodar mañana en Cartagena. He leído el guión y me parece una maravilla. Me interesa porque habla sobre algo que a mí me preocupa, y es esta sociedad de ‘devoradores de miserias’ que estamos construyendo. Nos interesan mucho las miserias de los demás: cómo viven, con quién se casan, qué ropa llevan. Y este circo mediático, donde hay un montón de gente que salen como setas de la noche a la mañana, que venden hasta las más profundas intimidades. De eso trata un poco la película. No es un personaje grande, ni muchísimo menos. Y sin embargo, dije: “Yo quiero estar, Alex”. Porque siempre me gusta contar y participar en historias interesantes, más allá del tamaño del personaje. Y estoy muy emocionada, porque me encanta Alex de la Iglesia, siempre me ha gustado, y cuando me llamó me hizo una enorme ilusión. Hay un reparto fantástico. Empiezo mañana, justo después de la resaca de los Goya, ya veremos a ver qué tal va. Si gana él, vendrá más contento al rodaje.

‘Paseo Romántico’ es un recital de grandes textos de autores del siglo XIX, desde Larra a Gustavo Adolfo Bécquer, pasando por el Duque de Rivas o Rosalía de Castro. ¿Cuáles de estos autores le aportan más en cuanto a la sensibilidad de sus textos?
Uno de los textos que más me gustan son los de Rosalía de Castro. Yo había leído su poesía; es una literata a la que de alguna forma siempre he seguido. Pero había poemas que no conocía, y textos en prosa que me han sorprendido muchísimo. Es una mujer de una sensibilidad maravillosa, que tuvo que luchar en un mundo de hombres, y que consiguió hacerse sitio, cosa realmente difícil. Y luego hay textos de Larra, que a mí siempre me ha parecido un cronista maravilloso, que también me dejan muy emocionada. Los de teatro los conocía más, pero los periodísticos y los poéticos menos. Así que para mí Rosalía y Larra son dos grandes descubrimientos.

Estos autores románticos fueron verdaderos periodistas que contaron lo que sucedió en la España turbulenta que les tocó vivir. ¿Le recuerda mucho a nuestra historia actual?
No, creo que su sentido del periodismo era distinto. Era un periodismo mucho más comprometido, y mucho más subjetivo, lo que a veces no tiene que ser necesariamente bueno. Pero tenían un pensamiento liberal muy potente y se comprometían mucho con lo que pasaba. Larra acabó suicidándose. Nosotros, siempre que hablamos de estos personajes y escritores, decimos que es gente a la que de verdad le dolía España. Y yo creo que los periodistas, hoy por hoy, se limitan más a intentar hacer una crónica lo más aséptica posible, mientras que ellos se implicaban emocionalmente mucho más.

Le gusta apoyar a profesionales con menor proyección mediática y producciones menos ambiciosas. ¿Opina que la industria necesita un cambio a la hora de apoyar nuevos proyectos?
Lo mío es una cuestión personal o ideológica, llámalo como quieras. Porque creo que hay que renovarse, y la renovación está en manos de los que vienen detrás, y hay que cambiar, hay que aportar cosas nuevas. Me interesa lo que tenga que contar gente que todavía no ha tenido sitio para contarlo, porque entre esas gentes siempre hay alguien muy valioso que merecería estar más delante. Siempre que encuentro a alguien que tiene talento para algo intento agarrarlo, sistemáticamente.

Ha hecho muchos trabajos tanto en cine, como en teatro y televisión, sobre las tablas y detrás del telón. ¿Pero con qué se queda?
Actuar. Soy actriz, por encima de todo. Es lo que más satisfacción me produce y es lo que creo que mejor sé hacer. A lo demás me acerco con mucha humildad, pero son treinta años sin dejar de interpretar. Creo que he ido acumulando una experiencia y un conocimiento del medio. La sensación que yo recibo cuando actúo, lo que a mí me pasa cuando actúo, no me pasa haciendo otras cosas. No puedo decir con cuál me quedaría, siempre digo cuál no dejaría. Los otros los puedo dejar bajo amenaza de muerte, y el único que no dejaría bajo ningún concepto es el teatro. Porque es muy especial, ahí está el contacto directo con el espectador, y el dominio del actor en escena que no tienes delante de una cámara.


Actuando en ‘Paseo Romántico’, dirigiendo ‘La Avería’, rodando películas, y recientemente nombrada directora del Festival de Teatro de Mérida, ¿su día tiene más de 24 horas? Cuéntenos el secreto
Las chicas podemos hacer más de tres cosas a la vez, es una cuestión de racionalizar el tiempo. Dedico unas horas a una cosa, otras a otra y duermo poco, eso sí es cierto. Pero también es verdad que mi naturaleza me lo permite. Yo con cuatro, cinco horas estoy bien, no necesito dormir más. Y luego también porque entre horas desconecto, no hago nada. Me siento en una silla, me relajo. Sobretodo porque la cabeza es la que peor aguanta.

¿Qué le gusta hacer a Blanca Portillo cuando tiene tiempo libre?
Lo que más me gusta es jugar y navegar en Internet. Escuchar música, leer libros y, de vez en cuando, quedar con los amigos. Cosas muy sencillas. Y me encanta viajar, pero cada vez tengo menos tiempo, y solamente viajo cuando el trabajo me obliga.

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